Otaku no Sekai!

Con Akaya no se juegoa, Humor

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Marui17
icon6  view post Posted on 21/1/2009, 15:10




Fandom: Prince of Tennis
Título: Con Akaya no se juega
Personajes: Kirihara Akaya + Rikkai
Género: Humor
Rating: PG
Resumen: Akaya es un niño travieso que no se conforma con cualquier regalo. Pero mejor algo que nada, ¿no?
Disclaimer: Aunque no supo mostrar en condiciones todo el potencial fangirleante del equipo, Konomi Takeshi creó a Rikkai dentro del universo de PoT. Yo sólo juego con ellos un ratito.
Notas: Es algo largo, así que si lo queréis leer tomaos vuestro tiempo xDD



CON AKAYA NO SE JUEGA

Aunque a veces parecía demasiado inocente, Akaya comprendía que, como el menor de los titulares, fuese un blanco fácil para las bromas. Comprendía que, dada su personalidad, las bromas resultasen más divertidas cuando iban dirigidas a él, más que a cualquier otro. Incluso comprendía que, al ser su cumpleaños, lo más probable era que le hiciesen una ese mismo día.



Pero que lo comprendiese no quería decir que tuviese que soportarlo.



Confirmó que sus queridos compañeros le habían preparado algo el día anterior al finalizar las clases, cuando Marui le esperó en la puerta del aula sólo para comunicarle que el entrenamiento del día siguiente empezaba más pronto. Ahí había gato encerrado. Podía haberse negado a creerlo y, tal vez, si no hubiera decidido controlarse, se habría puesto hecho una furia y habría intentado sacarle de qué iba todo aquello, posiblemente sin más resultado que un montón de chicle pegado a la cara. Sin embargo, no le apetecía hacerlo. Ya encontraría otra forma mejor de dejarles claro que con él no era tan fácil jugar a las sorpresas.



Además, seguro que era cosa de Marui y Jackal. Esos dos, siendo los que más le conocían, seguro que habían dado las directrices al resto para que él no pudiera escapar ni resistirse, fuera lo que fuese lo que pensaban hacerle. Seguramente, también contaban con el consejo de Niou, que siempre se metía en todos esos líos sin necesidad de ser invitado. Akaya quería pensar que con lo del día en que le pilló con el pijama puesto ya había tenido suficiente, pero de ese tipo nunca se podía predecir nada.



A pesar de todo, se presentó en las canchas a la hora que el pelirrojo le había indicado. Por un momento, al salir de casa, le había venido a la cabeza la idea de que, quizás, no era ninguna trampa. Entonces, dio media vuelta, se tomó su vaso de leche y vio las cosas más claras. Aun así, salió más pronto de casa porque ya no le daba tiempo a dormir más, y de todas formas habría sido imposible con sus hermanos pequeños pegándose en el cuarto de al lado.



Afortunadamente, se había llevado la Nintendo para pasar el rato. Al principio, decidió no perder vista de los movimientos que pudieran producirse a su alrededor, por si aparecía alguien, pero enseguida se distrajo. Mejor que no hubiese nadie. Hasta a él mismo le daba vergüenza haberle robado el juego a uno de sus hermanos para jugar con el perrito que aparecía en la pantalla. Creía que le gustaba porque era entretenido, pero en el fondo era porque le parecía adorable.



Se sobresaltó cuando algo le golpeó la puntera de la zapatilla, justo cuando estaba llamando al animal del juego en voz lo suficientemente alta como para que le oyeran desde fuera de las canchas. Levantó la cabeza, resignado a ver al medio brasileño y a su compañero de dobles riéndose de él, pero, al no ver a nadie, pestañeó, confuso. Después, dirigió la mirada al suelo y pudo verlo: el instrumento escogido para llevar a cabo el plan.



Apagó la Nintendo y la guardó en su bolsa, agachándose para verlo mejor. Era un coche teledirigido muy llamativo, un 4x4 de color rojo brillante. Parecía nuevo. De repente, la idea de que podía ser un regalo para él le entusiasmó. Puso las manos sobre los laterales para cogerlo, y entonces se dio cuenta de algo mejor. Mucho mejor, con diferencia. El coche era una birria comparado con eso.



Pegado a la parte superior del coche con cinta adhesiva había un vale. Llevaba el sello del arcade al que solía ir muchos fines de semana, unas veces solo y otras con algún amigo, normalmente Marui o Jackal, que siempre terminaban como espectadores. En letra grande y clara, Akaya leyó que si llevaba ese trocito de papel, podía conseguir cincuenta fichas de forma gratuita. Haciendo unos cálculos aproximados, si tenía en cuenta que con su destreza cinco fichas le duraban una tarde entera, con ese vale podría jugar gratis durante varias semanas.



A la mierda la dignidad. Que le vistiesen de pollo si les apetecía. O no, mejor no. Cogería el vale deprisa y se iría corriendo.



Pero, obviamente, las cosas no iban a ser tan fáciles. El coche arrancó de pronto y escapó de sus manos. Akaya gruñó, molesto. Querían que lo siguiese corriendo por la pista como un gilipollas. «Pero mejor eso que perder el vale», se dijo a sí mismo. Intentó interponerse en el camino del juguete, pero el coche pasó por entre sus piernas y se coló en unos arbustos. Akaya giró la cabeza, buscándolo con la mirada como el león que acecha a su presa, extendiendo los brazos como si fuese a cazarlo, y entonces distinguió algo entre las hojas de los arbustos: una cabeza con el cabello rojizo, que desapareció unos instantes después de que fijase sus ojos en ella.



Lo sabía. Dio unos pasos hacia el arbusto para mirar quién había ahí, pero justo entonces el coche volvió a ponerse en marcha y salió por el lado contrario. Akaya refunfuñó una vez más y corrió aún más deprisa, dispuesto a arrojarse en plancha contra el suelo sólo por alcanzar el vale. En ese momento, era lo único en lo que podía pensar. «El vale, el vale, el vale…»



Mientras, el conductor del coche, todavía oculto tras los arbustos, se secó el sudor de la frente, apoyando la espalda sobre un árbol.



- ¿Qué dices, Yagyuu? ¿Me queda bien el pelo rojo?



El Caballero ni siquiera se detuvo a mirarlo otra vez.



- Esto es una estupidez. – dijo, observando cómo gritaba Akaya, sumido en la desesperación, a la vez que Niou manejaba los controles sin mirar.



- Pues bien que te has reído antes. – comentó éste, levantando la cabeza por encima del hombro de Yagyuu para ver cómo Akaya tropezaba con su frenazo. – Pobre Akaya.



El Caballero se abstuvo de hacer ningún comentario acerca de cómo Niou llevaba una semana preparando aquello y se aclaró la garganta, limitándose a tener la paciencia que debía tener siempre.



Akaya, harto de tanto correr de aquí para allá sin ningún sentido, se sentó a descansar un rato y pensar en un plan de emergencia. Si seguía persiguiendo el coche atendiendo a los caprichos del capullo que lo estuviera manejando (y creía saber quién era), no iba a conseguir nada. Lo que tenía que hacer no era seguir su juego, sino engañarlo. Y eso era lo que intentó a continuación (sin saber a quién intentaba engañar en realidad, por supuesto).



Fingiendo que se había cansado de perseguir al coche, dio media vuelta con las manos en los bolsillos y entró de nuevo en las canchas. Se encontró con que Marui y Jackal acababan de llegar y ya estaban calentando. Giró la cabeza. El coche había desaparecido. No lo entendía.



Tratando de disimular, se acercó a las cosas del pelirrojo y su compañero e intentó localizar el control remoto. Justo cuando creía ver algo que se asemejaba a una antena en uno de los bolsillos laterales, una voz a su espalda le hizo ahogar un grito.



- Kirihara, has llegado más pronto de lo normal. Perfecto.



Sanada, de brazos cruzados, se inclinó por encima de Akaya para ver qué hacía. Éste se retiró de inmediato y recogió su raqueta para comenzar a calentar. Yukimura llegó después, y detrás de él los tres que faltaban. El entrenamiento comenzó a la hora de siempre.



***



Akaya salió el último de los vestuarios. Se había fijado bien en las bolsas de sus compañeros, y no vio nada que se pareciese al control remoto, ni un rastro del coche. Aquello que asomaba por el bolsillo de Marui resultó ser un bolígrafo. Antes de salir, asomó la cabeza sin abrir la puerta del todo y observó el camino que llevaba al edificio principal del instituto durante varios minutos. «El vale, el vale…» se había convertido en una cuestión vital.



Cuando pensaba cambiar de táctica y se disponía a irse de allí, vio la pintura roja brillando al sol. El estar parado tanto rato le había dado nuevas energías, y eso, unido a la euforia que le invadió al ver de nuevo el vale, le hizo entrar en un estado muy parecido al modo demonio. Como una pantera en la jungla, corrió todo lo deprisa que pudo y se abalanzó sobre el juguete, destrozándolo, acto seguido, en plena furia, como haciéndole pagar por haber tenido que perseguirlo antes. Recogió el vale, intacto, de entre las piezas que habían quedado esparcidas por el suelo, y alzó el brazo, lanzando un grito de victoria.



Al ponerse en pie, descubrió un objeto que había tirado por allí cerca. Se acercó y vio que era el control remoto del coche. «¡Ja!», rió, pisoteándolo hasta hacerlo pedazos, mientras volvía a su estado habitual.



***



Akaya estaba de tan buen humor tras su pequeño triunfo que incluso se acercó a recoger a Marui a la puerta de su clase. Ya no le importaba si había sido él o no. Tenía el Vale.



El pelirrojo frunció el ceño tras observar el papel que el moreno le restregó orgullosamente por la cara, dejando de masticar el chicle que se acababa de meter en la boca.



- ¿Estás seguro de que es de verdad?



- ¿Eh? – Akaya se puso a la defensiva, alzando la voz.



- No me suena haber visto uno de esos vales antes. – añadió Jackal, que acababa de llegar. – Y el sello parece escaneado por un ordenador.



- ¡¿Qué dices?!



***



- ¿Qué dices? ¿Sabes que te puedes meter en un buen lío si te descubren haciendo algo así?



Niou detuvo sus pasos y miró fijamente al Caballero.



- Sé lo que hago. No soy ningún niñato. – le reprochó. – Soy consciente de que está mal falsificar cosas, pero se ve que el vale es de coña. Además, sólo haría algo así en serio para mi propio provecho.



- Como cuando te quieres escapar del instituto, por ejemplo, hoy. – suspiró Yagyuu.



- Eh, no te quejes, que ya sé hacer hasta la firma de tus padres. – se jactó Niou, entrando a una tienda de dulces.



- En fin, esperemos que por lo menos le guste el coche.
 
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Youko Kurama
view post Posted on 23/1/2009, 05:17




jajajaja
que buena!!
esta genial tu fanfic!!
sigue asi!!
 
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1 replies since 21/1/2009, 15:10   95 views
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